Es realmente malo entrar a la piscina después de comer. Si quieres descubrir la verdad detrás del mito, este post es para ti.
Estoy segura que en los viajes que hacemos, ya sea con amigos o familia, hay una frase que todos hemos escuchado: “No entres a la piscina después de comer, tienes que esperar un poco”.
Que nadar después de haber comido es malo, que da calambres, que te puedes desmayar, y otro sin fin de razones son las que se han ido consolidando alrededor de esta creencia popular que se ha convertido en todo un mito, y no solo porque se ha instaurado durante mucho tiempo en el imaginario colectivo, sino porque alrededor de esta creencia existen diferentes razones que no siempre hacen justicia a las causas reales.
La hidrocución es el nombre técnico para describir el corte de digestión, y se refiere al shock termodiferencial (diferencia brusca de temperatura) cuando nuestra piel y vías respiratorias superiores entran en contacto con el agua fría; este cambio de temperatura es a lo que todo el mundo le tiene miedo, pues sus efectos ocasionan la inhibición de la respiración y la circulación generando una sobrecarga cardíaca.
Pero ¿qué tiene todo eso que ver con el agua? Resulta que durante el proceso de digestión, la temperatura de nuestro cuerpo aumenta, y esto hace que el riesgo de hidrocución aumente al entrar en agua fría si lo hacemos de forma muy abrupta, o si comimos un banquete entero antes de entrar al agua.
Pero a ver, que la hidrocución no es la única causa científica que podría llegar a afectar nuestros planes de nadar, de hecho, cuando estamos en proceso de digestión, el flujo de sangre oxigenada se concentra hacia el estómago y es posible que tarde un poco más en llegar a los músculos, y es ahí donde aparece el posible riesgo de sufrir calambres.
Ya se, al comienzo no es tan fácil de entender, y la verdad es que alrededor de este mito se han llevado a cabo muchas investigaciones y estudios que nos han permitido entender que aunque existen factores de riesgo entre nadar y comer, si lo hacemos de forma correcta, el cuerpo tiene suficiente energía para digerir y nadar casi al mismo tiempo, por lo que no necesariamente es malo nadar después de comer.
De hecho, la solución es un poco más sencilla de lo que parece, y no, no es esperar 1 hora antes de volver al agua, se trata de entrar en el agua a un ritmo moderado, mojando primero tu cuello, tu cara y luego tu pecho, así evitarás los riesgos. Así, y sin mucho más que decirte, espero que esta información te sea útil cuando alguien quiera impedir que nades después de comer!
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