Inicia a las 2:00 am, nos dirigimos en una camioneta 4x4 al comienzo del páramo, y aproximadamente a las 2:50 de la mañana iniciamos nuestro ascenso.
El corazón latía fuerte y el respirar ya nos costaba, realizamos paradas cada tanto para tomar agua y recibir un poco más de oxígeno, sin embargo, es importante que estas paradas sean rápidas y no perder la energía.
Cada paso cuenta, cada respiración es de suma importancia, dosificar el agua, ir quitándose capas de ropa en el camino para que el cuerpo pueda transpirar, ir lento, ir seguro e ir a nuestro ritmo, paso a paso desafiamos la mente y abrazamos el cansancio.
Al alcanzar los 4660 MSNM eran aproximadamente las 5:30 de la mañana, pensábamos que no lo lograríamos, el cielo empezaba a iluminar la montaña y podíamos observar lo alta e imponente que esta era, el cuerpo estaba agotado y la mente dudaba.
Al llegar al borde de la cumbre nos pusimos el equipo, los arnés, los grampones, las cuerdas y el piolet. Todos vamos atados a la cuerda y 2 metros de distancia entre cada persona.
Empezamos nuevamente a subir, lentamente y con el corazón emocionado.
Al fin logramos la cumbre del nevado de Santa Isabel a 4950 MSNM, y el esfuerzo, el cansancio, los mareos, el dolor de cabeza y las dudas, todo valió la pena estando allí arriba, conquistando la montaña que nos abrió paso a su majestuosa cumbre
Iniciamos el descenso, el cual es un poco más complejo, ya que la montaña es muy empinada en algunas partes, por lo cual debemos bajar lentamente y con ayuda del bastón.
Y de esta manera terminamos nuestro recorrido a las 12 del mediodía después de 9 horas de caminata.