La humedad
La humedad en el interior de unas botas es un factor de riesgo que puede dar lugar a la aparición de ampollas y rozaduras en tus pies. Por ello, después de un largo día de aventura en la montaña, deberás secar las botas y retirar el barro acumulado en la zapatilla. Esta buena práctica también te ayudará a evitar la aparición de moho y malos olores.
Llevar a cabo un mantenimiento adecuado de tus botas de montaña también permite conservar las propiedades de los materiales empleados en su construcción. Ante la falta de cuidados, la membrana impermeable que cubre la estructura del calzado termina desgastándose de forma prematura. Uno de los principales problemas que afectan a las botas de cuero es que este material absorbe la humedad con gran facilidad. Esto juega en contra de la bota y acelera el proceso de envejecimiento. Recuerda guardar tus botas en un lugar limpio y seco.